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“Así es como Dios cura.” Capítulo I.

En este primer capítulo del libro el Dr. Hertzka explica de forma brillante el lugar que aspira que la medicina de Santa Hildegarda alcance dentro de la medicina natural. 

Se recomienda leer las cuatro entradas que recogen la introducción al libro y que van antes que este primer capítulo.

 

Capítulo I. ¿Qué es a lo que llamamos “medicina natural”?

La medicina hildegardiana que practico, hay que clasificarla sin lugar a dudas, en el gran grupo de los tratamientos naturales, utilizados hoy en día también por los médicos. Ya que no existe un tratamiento natural sino tratamientos naturales diversos. Es el caso en Alemania, donde prácticamente cada uno de los tres mil médicos que practican la medicina natural la ejercen de forma personal. Saben mezclar sus métodos favoritos (como por ejemplo las aplicaciones de agua de kneipp, de Schlenz, de Schrott, las dietas y curas de ayuno, la medicina de las plantas,la sauna, los masajes, quiropráctica, terapia neurológica, psicoanálisis) según el caso, con los medicamentos hoy en día corrientes, contra la fiebre y los dolores y otros métodos de tratamientos indicados por la medicina moderna. Es el caso de los médicos que practican a domicilio, sin tener a su disposición instalaciones especializadas de tratamiento.

El conocimiento de los tratamientos naturales, engloba también las medicinas de los países extranjeros siempre y cuando sean racionales y no tengan que ver con la magia. El conocimiento de los tratamientos naturales también conlleva además una buena parte de la historia de la medicina, un conocimiento del arte médico de la antigüedad, de los antiguos germanos y de los romanos, de los griegos, de los egipcios, de los judíos y de los árabes, sin atribuirles a estas medicinas mayor interés del que tienen.

Ninguno de los números tratamientos naturales ha prevalecido sobre los demás. Se parecen a una plantación de guisantes en germinación. Cualquiera que haya visto una película, agrandado y en acelerado, de la germinación y del crecimiento de los guisantes, tiene el recuerdo de la forma en que los gérmenes se esfuerzan, de encontrar un paso, en un movimiento incansable, y escalan para alcanzar la luz, hasta que finalmente uno u otro de los guisantes se eleva por encima de los otros. En este campo de guisantes, que es la medicina natural, cargado de porvenir, siembro gracias a este libro una nueva semilla: la medicina de Santa Hildegarda, nuevo método de curación a través de la naturaleza.

No se puede comparar esta medicina a ningún otro método de tratamiento natural conocido hasta el día de hoy; el único punto en común entre esta y las demás es que sus remedios y sus métodos están más adaptados a la naturaleza humana, que los productos y medicamentos químicos que se multiplican de forma excesiva.

“Médicos apegados a la medicina natural o que prescriben tratamientos naturales”, es el apelativo de todos los médicos que, asumiendo sus responsabilidades, siguen caminos particulares, porque quieren desapegarse de la actual medicina experimental, cada día más tecnificada.

Para que el legislador, visto su número y su diversidad, pueda englobarlas en una sola entidad y guardarlas de la ilegalidad, una rama particular ha sido creada en el cuerpo médico alemán. Por lo tanto, somos auténticos “Doctores medicinae” como los otros médicos. Aunque nos deberían nombrar de forma más justa “Doctores de las dos medicinas”:  de la medicina experimental (antes, esta expresión designaba el médico, que junto a la medicina general, conocía y practicaba la cirugía), y de la medicina natural.

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